domingo, 19 de junio de 2011

Carta de un buen amigo !!

Querido Vicenç:




Estaba en un bar malagueño tomando una cervecilla bien fría, cuando de pronto, una sensación de cálido y alegre cosquilleo me subió desde la rabadilla hasta la nuca al ver en la TV cómo algunos prebostes salían de najas como alma que lleva el diablo, ante, no se si decir (ellos lo niegan) algunos “indignados” que les perseguían con no muy sanas intenciones. También me enteré de que un presidente autonómico de enhiesto tupé, tuvo que abandonar su coche para acudir al Parlamento en helicóptero (por las mismas razones expuestas arriba.)

Luego, el cacareo alborotado de nuestros muy amados políticos (esta vez les había tocado la china a ellos) acusando de violencia a los perseguidores. Reconozco que hasta que apareció esa palabra me había estado divirtiendo como un cerdo dentro de un charco, pero cuando la oí, una mala leche de más que mediano tamaño nubló mi mente y sin darme cuenta, estaba gritando en medio del bar: “¿Violencia? ¡Qué violencia! ¡Violencia es la que ellos utilizan contra nosotros recortando sin piedad todos los derechos sociales sin excepción en nombre de una crisis que no hemos provocado pero que nos toca pagar. Violencia es la que ejercen los banqueros que han recibido miles de millones de euros salidos de nuestros bolsillos y que no sueltan ni un solo céntimo para dar créditos que permitan crear puestos de trabajo. Violencia es quitar 420 euros a gente que no tiene otros ingresos para poder malcomer. Violencia es que desalojen a un padre de familia en paro porque no puede pagar la hipoteca. Violencia son las pensiones de mierda que pagan a los jubilados mientras ellos se forran a saco! ¿Violencia dicen? ¡ELLOS Y LOS PODERES FÁCTICOS A LOS QUE REPRESENTAN SON LA VIOLENCIA! ¡Qué coño quieren! ¿Matarnos de hambre y necesidad y que encima lancemos pétalos de flores a su paso?

De pronto me di cuenta de que los clientes del bar me miraban sin decir palabra. Pagué la consumición y salí a la calle. En la puerta, un anciano aún mayor que yo, me miró como solamente miran las personas que las están pasando económicamente putas y me dijo: “Lo único que siento es no ser más joven y tener fuerzas para lanzarles adoquines”.

Volví a entrar en el bar y nos tomamos juntos un vino. Cuando le quise invitar al segundo no aceptó poniendo como excusa la diabetes.



Saludos
 
 







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