viernes, 25 de marzo de 2011

Entrevista apöcrifa con el rey JuanCarlos..

Juan Carlos I de Borbón, sucesor del dictador Franco a título de rey, actual Jefe del Estado Español, me recibe en uno de los muchos saloncitos de La Zarzuela. Me he fingido reportero de la revista "Hola ¿qué hay?". Lo encuentro un poco gordo y cansado, pero tiene buena cara, saludable. Voy a ir directo al grano. Para ganármelo, empiezo por hacerme el simpático:




ÁCRATAS: Majestad, ¿puedo llamarle ciudadano Borbón, aunque resulte informal?



EL BORBÓN: Llámame como sea, yo soy muy campechano...



ÁCRATAS: ¿Cómo explica eso de saltarse la figura de su propio padre, legítimo heredero de la Corona española, y aceptar el

nombramiento de heredero del tirano, Francisco Franco? ¿No es traición a su propia familia? ¿Cómo lo ve la nobleza europea?



EL BORBÓN: ¡Coño, jugáis fuedte los del "Hola, ¿qué hay"?! Siempre que se puede, se usan atajos en asuntos de sucesiones. En todas partes cuecen dreales habas.



ÁCRATAS: Para la siguiente pregunta, me gustaría que escuchara esto... (le pongo en marcha un reproductor).



APARATO: (Con la voz de un joven Juan Carlos) “ Mi genedal, señores ministros, señores procuradodes: Plenamente consciente de la responsabilidad que asumo, acabo de jurar, como sucesor, a título de Rey, lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales del Reino. Quiero expedesar, en primer lugar, que recibo de Su Excelencia el jefe del Estado y Generalísimo Franco, la legitimidad política surgida el l8 de julio de 1936, en medio de tantos sacrificios, de tantos sufidimientos…” (corto).



ÁCRATAS: A pesar de este juramento, poco después de la muerte de Franco impulsó la Transición que acabó con la aprobación de la Constitución de 1978. ¿No cree que puede ello considerarse un acto de felonía?



EL BORBÓN: No. La cosa estaba consensuada con los jeradcas del Régimen y vigilada en todo momento por el Ejército. Estábamos todos unidos, édamos como una piña. Por eso la Constitución se blindó ante cualquier aventuda democadática, como una monarquía constitucional a la inglesa...



ÁCRATAS: En los medios consta, ciudadano Borbón, a 30 años de la asonada del 23-F. ¿De verdad considera traidor al general Armada, su preceptor, como ha manifestado a la prensa? ¿No conspiró con él y con el general Milans del Bosch para dar un golpe de estado al Gobierno de la nación, poniendo un Ejecutivo de concentración nacional, tal y como había pactado con el PSOE, a través del socialista Múgica?



EL BORBÓN: Si no sabes Histodia, ve a la Universidad. En ella, yo soy el paladín de la democadacia. Añadir algo más es de tontos.



ÁCRATAS: Poco después del 23-F, que no alcanzó el éxito, puso usted a Manglano en el CESID (CNI a partir del 2002). Para calmar a los militares, que llevaban cientos de muertos ya, ¿dio o no dio órdenes para empezar la guerra sucia del GAL contra ETA y poner la máquina de torturas y asesinatos del cuartel de Intxaurrondo a pleno rendimiento? ¿O miró para otro lado? ¿O es que no se enteró?



EL BORBÓN: (Habla como de memoria) Los desafíos actuales van desde la lacra del terrodismo, la crisis económica o el cambio climático, hasta las pandemias o el narcotráfico. Todos ellos requieden de la acción conjunta de los Estados. Y de la razón de Estado...



ÁCRATAS: Eso es de su discurso de Navidad de 2010 (le interrumpo). La inviolabilidad que le garantiza la Constitución ¿no le ha venido como anillo al dedo para ganar mucho dinero en comisiones? Hoy día es una de las primeras fortunas de España, pero ha dejado tras de sí cientos de cadáveres de políticos, militares, financieros, familiares y palanganeros. ¿Qué le parece que personas como Mario Conde, por ejemplo, se hayan arruinado o hayan ido a la cárcel por asuntos que le han dejado a usted pingües beneficios?



EL BORBÓN: Madio, Madiete, qué majo.



ÁCRATAS: La señora de Cospedal, Secretaria General del Partido Popular, ha prometido que, en cuanto lleguen al poder, legislarán para que tanto el Consejo General del Poder Judicial, como el Tribunal Constitucional, sean elegidos por los propios jueces, democráticamente, sin intervención de los partidos políticos. No es que yo la crea, pero sé que el principal adversario de tal medida será el PSOE, pues necesita impunidad total para sus toscos delitos económicos. Y medio PP, claro. En todo caso, la medida es un tímido avance hacia la independencia de poderes del Estado. En cuanto a los otros dos, Ejecutivo y Legislativo, ¿no cree que es una traición al Pueblo Español que el Rey dé cobertura a que los gobiernos de turno funcionen a base de reales decretos que se convalidan luego en el Congreso, merced a los rodillos parlamentarios que traen la ley electoral bisagrista y los acuerdos de investidura del Presidente del Gobierno? Se dice “El Rey reina, pero no gobierna” ¿Es usted consciente de que al aceptar eso tritura la independencia de poderes del Estado?



EL BORBÓN: Pero eso es lo que necesitan los bancos y las altas empedesas del país, que son los que deciden lo que en Economía es sustancial legislar.



ÁCRATAS: Ciudadano Borbón: usted, apoyándose en el Ejército y en los servicios secretos castrenses, ¿ha intrigado o intervenido en los asuntos políticos de este país? ¿Lo ha hecho no en beneficio de su pueblo, sino en el de sus negocios particulares o los de sus socios, las monarquías de Arabia Saudí o Marruecos?



EL BORBÓN: Mi figuda es inviolable. La tuya no... ándate con cuidado.O puede que tu revista te mande de codresponsal al Himalaya.



ÁCRATAS: Desde que entró en la Academia General Militar de Zaragoza, en 1956, se dedicó a ir "de chicas" y por el Tubo de Zaragoza con algunos compañeros de farra. Entre ellos, Antonio García-Trevijano, que tenía 30 años entonces, mucho dinero (que para eso era notario) y conducía un impresionante automóvil deportivo Pegaso Z-102, que le prestaba. Él mismo lo ha contado en Radio Inter a Enrique de Diego ¿Qué recuerdos guarda de García-Trevijano?



EL BORBÓN: Buen tipo. Un poco republicanete, pero buen amigo de mi papá y mío.



ÁCRATAS: Cuentan que en la Academia se informaba de que su coeficiente intelectual aparentaba estar por debajo de la media, que parecía siempre distraído. Pero como compensación, posee el ciudadano Borbón una manga inagotable. Cosa de familia, seguramente. Revisemos algunas de su amantes, y no se preocupe, ciudadano Borbón, que bien sabe que en eso del buen coitar los reprimidos españoles admiramos a un macho alfa como usted. Cuatro años con Olga Nicolás, aristócrata italiana y actriz, con dos abortos en su haber, y una bastarda. Luego, una colección de "señoritas" que se han hecho millonarias a costa de los Fondos Reservados del Estado, incontable. Una de las que más pasta nos costó a los españoles fue Bárbara Rey —más de un millón de pesetas mensuales de media desde 1985— gracias a unos vídeos que aireaban cierto real culo meneándose rítmicamente sobre su peludo coño (la moda entonces era dejárselo largo).



EL BORBÓN: Bueno, si se llaman Fondos Dereservados se debe que luego hay que ser dereservado y no contar en qué se usan...



ÁCRATAS: Pero ésta pseudo-actriz también actuó de real mamporrera, y le presentó a otras bellísimas meritorias. Entre ellas, a Sandra Mozarowsky. La jovencísima y bella actriz fue, se insinúa, otra preñada real, al decir de sus amigos y familiares, que se apercibieron de su creciente bombo. Pero no tuvo suerte y murió precipitándose desde el balcón de su domicilio, en un sexto piso “mientras regaba las plantas”. ¿Fue un accidente? ¿O cree usted que pudieron tener que ver en eso las cloacas del Estado?



EL BORBÓN: No sé, no me cuentan nada. Pero opino que la vida de los niños es sagrada aún en el vientre de su madre. Son futudos contribuyentes.



ÁCRATAS: Vaya, me alegro... Entonces, si no es indiscreción, ¿a cuántos bastardos es posible que estén manteniendo los Fondos Reservados del Estado Español?



EL BORBÓN: ¿Qué sé yo? ¿Acaso soy contable?



ÁCRATAS: Hablando de hijos legítimos... ¿Cree usted que su hijo reinará en España como Felipe VI?



EL BORBÓN: Todo puede pasar, pero España es un país muy difícil, y lo veo yo algo tiedno.



ÁCRATAS: ¿Tierno? Bueno, no sé si animarme a preguntarle esto, no quiero que nadie se sienta insultado, pero ya que me da pie, y represento a una revista del corazón... Se rumorea en algunos mentideros españoles que el heredero de la Corona, Felipe, estuvo enamorado de un canadiense que conoció cuando estudiaba en su tierra. Se dice, ya ve usted lo maledicente que es el pueblo, desmiéntalo y lo borramos, que la princesa linotipista aceptó casarse sabiéndolo. Y que incluso, para salvar la real y hemofílica sangre borbónica, aceptó que, para echar al mundo principitas, se le implantasen en su popular, común, corriente y nada azul útero, óvulos en conserva de la real familia, fecundados con esperma borbónico. Esto último es de traca, lo sé. Increíble.



EL BORBÓN: El pueblo español es así, tú lo has dicho antes. En cuanto no tienes fama de semental, como la tengo yo, te acusan de perder aceite (***). Ya que lo comentas, las niñas son de la familia, iguales que las de las infantas. ¿Y qué?, ¿acaso es bueno que España esté sin hedederos como Mónaco?



ÁCRATAS: (Cambio de tercio. Jaque al Rey) Pues nada, muchas gracias por responder a nuestras preguntas, ciudadano Borbón, Majestad... Mi revista tiene gusto en ofrecerle este regalo (le entrego un paquetito atado con bramante). Nos ha costado conseguirlo, ¿sabe? Han hecho falta varios submarinistas buceando a jornada completa durante unos meses.



EL BORBÓN: ¡No sabes la ilusión me hace que me deregalen cosas chico...! A ver qué es... (abre el paquete; contiene la pistola algo oxidada que puede verse en la foto).



ÁCRATAS: ¿Reconoce esa pieza, que debiera estar en un museo de Historia en vez de en el fondo del mar, en la costa de Estoril?



EL BORBÓN: Pues no sé... Ahoda no caigo.



ÁCRATAS: ¡Es su Star de 6,35 mm! La que le regaló el conde de los Andes cuando entró en la Academia General Militar, en 1955. Dicen que su padre la tiró al mar cuando su hermano Alfonso, de sólo 14 años, murió de un tiro de esta pistola.



EL BORBÓN: ¿Sí? (se irrita manifiestamente, y empieza a pronunciar las erres mejor que yo) ¡Rayos, me parece que esta pregunta tiene truco!



ÁCRATAS: Los medios de comunicación portugueses dijeron el 30 de marzo de 1956: (leo, que para eso me he documentado) “Mientras su Alteza el infante D. Alfonso limpiaba un revólver en la tarde del día de ayer con su hermano, en Villa Giralda, se disparó un tiro que le alcanzó en la frente y le mató en pocos minutos. El accidente se produjo a las 20:30 horas, después de que el infante volviera del servicio religioso de Jueves Santo, en el transcurso del cual recibió la santa comunión.”



EL BORBÓN: ¡Ah, ya recuerdo! En Villa Giralda, sí...(pero pone cara de haba)



ÁCRATAS: Pues ya ve lo que dice alguna gente, ciudadano Borbón: que fue usted el que cargó la pistola y al que le escapó el tiro a Alfonso entre ceja y ceja. Tuvo que ser a muy corta distancia, porque le descerrajó el cráneo. Y cuentan que Alfonso, al que todos llamaban el Senequita de lo listo que era, su padre, don Juan, pensaba designarlo como heredero de la línea dinástica de la monarquía española. ¿Es cierto que le hizo jurar sobre su cadáver que no lo había matado?



EL BORBÓN: ¡Las cosas que escupe la ralea escribe-libruchos...! (está enfadado) Con razón dicen en Europa que los españoles somos mala raza.



ÁCRATAS: Bueno, sí. Pero es que reconozca, ciudadano Borbón, que siendo ya Rey no consintió que trasladasen los restos de su hermano a España hasta 1992, después de que su padre, don Juan, ya agonizando de un cáncer, se lo pidiera como última voluntad.



EL BORBÓN: ¡Está uno tan ocupado! Regir España lo deja a uno medio roto, siempre de aquí para allá.



ÁCRATAS: Entonces... ¿disparó usted o no?



EL BORBÓN: Oye, ¡¡¿por qué no te callas?!!



ÁCRATAS: ¡Cómo se le ha mejorado el rotacismo(**), qué bien pronuncia ahora las erres! (le espeto)



EL BORBÓN: ¡Guardias!



(Entran fulminantes dos gorilas inmensos que me atrapan con sus manazas en menos que se corre un canario.)



EL BORBÓN: ¡Lleva un arma! (no es verdad, la Star de 6,35 mm. la tiene él en la mano)



ÁCRATAS: ¡Tú no eres el Rey Juan Carlos I! ¡Tú eres uno de sus dobles! (le descubro el juego) Por eso no sabes nada de la pistola... Ácratas ha oído que es posible que el Rey essté siendo tratado de un cáncer de pulmón en una clínica suiza, sustituido en lo público por dobles, pero no estábamos seguros, nos parecía una noticia falsa. ¿Es cierta entonces?



EL DOBLE DEL BORBÓN: ¿Ácratas dices? ¡El Rey está perfectamente bien, esquiando en Baqueira, pero no tiene tiempo para recibir a radicales como tú! ¡Cerradle el pico a este hijo de puta!



Y uno de los gorilas me aporrea la sien derecha y me deja sin conocimiento. Me arrastran fuera y acabo en uno de los muchos calabozos de La Zarzuela. Resumo el resto: juicio inapelable. Sentencia firme. Cumplo treinta años y un día por un falso intento de magnicidio. Fue inútil advertir al juez Gómez Bermudez que no se trataba del Rey, sino de uno de sus dobles, que la pistola (que tenía en la mano él, no yo) era un regalo, una pieza de museo fuera de uso, sin munición, e inutilizada por más de medio siglo en el fondo del mar. Era de esperar en el independentísimo magistrado, dado su absurdo auto en lo que respecta a la mochila de Vallecas del 11-M...



Es comprensible que los profesionales de la información españoles se dediquen a lamerle el culo al poder y a cobrar a fin de mes. En España no existe el verdadero periodismo (con honrosas excepciones: léase "El negocio de la libertad", de Jesús Cacho), que ha sido sustituido por un pestilente palanganerismo faccioso. Porque informar en España puede costarle a uno muy caro. Aquí espero encerrado bajo siete llaves a que el Régimen Cocotero caiga, y la III República Constitucional Española, con don Antonio García Trevijano Forte como Presidente, me libere de mi injusto cautiverio.



PRISIONERO TRIBULETE





(*) Apócrifa significa falsa, con animus jocandi, ¿vale, espías de Rubalcaba? ¡Falsa!



(**) El rotacismo es una dislalia que impide la correcta pronunciación de las erres.



(***) Las novias de Felipe, reconocidas por Internet, son Isabel Sartorius, Gigi Howard, Gabriela Sebastián de Erice, Eva Sannum, Diana Martínez y la futura Reina de España en el exilio, Letizia Ortiz.



NOTA DEL EDITOR: Todos los datos e insinuaciones de esta entrevista apócrifa han sido extraídos del libro del coronel Amadeo Martínez Inglés "Juan Carlos I, el último Borbón", a excepción de lo de Felipe, también apócrifo, apócrifo de toda apocrificidad, apocrificísimo, sacado de algunas conversaciones oídas en la peluquería de señoras, "La Coliflor Permanente", mientras un colaborador nuestro reparaba uno de los secadores.



El nombre del supuesto canadiense es desconocido o ha sido borrado de la red, aunque quedan algunos posos: se cita a un tal Chris Dennis, que era compañero de clase en el internado Lakefield School de Ontario (Canadá). En el libro "Un rey golpe a golpe", de Patricia Sverlo (seudónimo), obtenible sólo en la red, se hace mención a la presunta homosexualidad del heredero: “Hace lo mismo que Alberto de Mónaco con modelos”. Por si fuera poco, en el primer número de Zero, revista gay del grupo PRISA, hoy cerrada, se puede ver la foto del heredero de la corona con el siguiente titular “¿Puede ser gay el Príncipe?”, y un artículo que decía “queremos plantear seriamente la posibilidad de que el príncipe sea gay". En marzo de 1999, el programa Crónicas Marcianas se emitió un amplio debate sobre la homosexualidad de Felipe. Oye, y no pasa nada, que en España ser gay es guay.



Contra el coronel Amadeo Martínez Inglés jamás ha sido interpuesta denuncia o querella criminal a causa del contenido de su best-seller. Aunque "Juan Carlos I, el último Borbón" puede descargarse en la red, no seremos nosotros los que demos pie a que la Ley de la Orejas de Soplinde nos cierre el diario. Así que éste es el enlace para comprarlo en el FNAC.



Y otra cosa: aquí no pretendemos reírnos del rotacismo del Rey (la superación de defectos del habla es un tema que viene muy a cuento, tras el Óscar al actor Colin Firth, por su actuación como Jorge VI, en "El Discurso del Rey"). Juan Carlos I no nos produce la menor risa en nada, muy al contrario. Pero era necesario transcribir de algún modo su forma de hablar para justificar literariamente la aparición del "doble" que nos exonerase de poner en boca del Rey tan dudosos comentarios, siendo como es su figura inviolable, inatacable e impepinable. Salud y acracia, mientra llega la democracia, que buena falta nos hace a todos.

miércoles 23 de febrero de 2011

@ El Proyecto Secreto de las Antenas HAARP