domingo, 24 de febrero de 2013

Fascistas a sueldo de la Guardia Civil y la Policía


Fascistas a sueldo de la Guardia Civil y la Policía

24feb 2013
Yolanda-Gonzalez¿Se imaginan qué dirían los portavoces de la AVT y del PP si la Ertzaintza contratara a un ex militante de ETA para que impartiera cursos de formación a sus agentes? Seguro que Francisco Alcaraz, el demócrata amigo de Ynestrillas, volvería a amenazar con que los suyos se tomarían la justicia por su mano ante semejante humillación a las víctimas. Sin embargo, ya sabemos que la extrema derecha española nunca se ha caracterizado por sus agallas a la hora de tomarse la justicia por su mano; siempre que pegaban un tiro a alguien se aseguraban antes la cobertura de los aparatos del Estado.
Hoy se ha publicado un estremecedor reportaje de José María Irujo que nos cuenta que Emilio Hellín, el ultraderechista miembro de Fuerza Nueva (el partido de Blas Piñar) que asesinó de dos disparos en la cabeza a la militante de izquierdas Yolanda González en 1980, imparte cursos en el Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Policiales (IUICP) y dirige una empresa que asesora habitualmente a las fuerzas de seguridad del Estado. El instituto depende de la Secretaría de Estado para la Seguridad del Ministerio del Interior. Según se nos dice en el citado reportaje, algunos de los cursos se realizaron en 2008, cuando Alfredo Pérez Rubalcaba estaba al frente del Ministerio del Interior, pero dudo que veamos al jefe del PSOE dar explicaciones sobre esto. Ya se sabe que si alguien protegió y amparó en nuestro país a los terroristas a sueldo del Estado, esos fueron los socialistas.
Emilio Hellín, hermano de un guardia civil, fue detenido en casa de un inspector de policía, tras la confesión de uno de los participantes en el asesinato de Yolanda, el policía nacional Juan Carlos Rodas. Hellín fue condenado a 43 años de cárcel. Participó en una fuga de la cárcel de Alcalá de Henares pero fue detenido y recluido en la prisión más segura del país, Herrera de la Mancha. Finalmente consiguió que le concedieran un escandaloso permiso penitenciario y escapar con toda su familia (¿es esto posible sin amigos poderosos?) a Paraguay, donde fue recibido como un héroe por el régimen de Stroessner. Allí empezó a trabajar formando a los servicios secretos policiales y militares de la dictadura paraguaya. Finalmente, tras una investigación periodística, fue extraditado a España en 1990. Tres años después ya disfrutaba de permisos y en 1996 se cambió el nombre en el registro civil.
En el momento del asesinato de Yolanda, dirigentes socialistas de la talla de Alfonso Guerrahellín o Juan Barranco, denunciaron las vinculaciones de los asesinos con las fuerzas de seguridad. Se sospechaba que tras el asesinato estaba la el jefe de la Brigada Especial Operativa, el comisario Manuel Ballesteros, un torturador de la dictadura franquista que fue repescado por el siniestro ministro de interior del PSOE José Barrionuevo. La necrológica que le dedicó El País en 2008 presenta a Ballesteros como un experto en la lucha antiterrorista que participó en las conversaciones con ETA en Argel.
Ya tienen ustedes elementos suficientes para comprender cómo es posible que un ex terrorista trabaje a sueldo de las fuerzas y cuerpos de seguridad que pagamos todos. Sencillamente, porque fue un terrorista al servicio del Estado. ¿Transición modélica y ejemplar la nuestra? Quienes afirman tal cosa sólo merecen el desprecio de los que somos demócratas.

Cabeza de ratón Moncho Alpuente




Dios, patria y rey
24 feb 2013

Malos días para ser de derechas. Su triunvirato de poderes mayúsculos: Dios, Patria, Rey, falla por las tres patas. En El Vaticano no conocen estos días el paradero de Dios, en Bruselas los hombres de gris lanzan sombrías predicciones sobre el futuro de España y en la Zarzuela el nombre de Urdangarin es un tabú comparable al de mencionar a Bárcenas en los aledaños de Génova. En cuanto a lo de preferir la injusticia al desorden, el viejo lema derechista tampoco pasa por buenos momentos, la injusticia y el desorden marchan de la mano por una vía de perdición.

Dios desconfía de su imagen reflejada en los espejos vaticanos, con un papa en fuga y una curia disipada y entregada a los placeres de la Carne y a los regalos del dinero. De la pederastia compartida o consentida, que deformó criminalmente aquello de “Dejad que los niños se acerquen a mí”, al nuevo enunciado de “Al César lo que es del César a Dios lo que es de Dios…y lo que le sobre a Dios que quede para nuestros bolsillos”, la Iglesia romana con su secretismo y oscurantismo ha encajado mal el mundo de las nuevas tecnologías, los documentos del “Vatileaks” rompieron la coraza protectora y dejaron al aire algunas vergüenzas, luego por los resquicios abiertos empezó a correr un flujo pestilente de informaciones que están poniendo a la curia de chupa de dómine y con el culo al aire. La red de prostitución masculina, que dirigía un cantor nigeriano de la basílica de San Pedro y ofrecía los servicios sexuales de jóvenes coristas, se mezcla con el espinoso tema de la protección episcopal de los sacerdotes acusados de pederastia para completar este ominoso y pecaminoso cuadro, de sexo, poder y dinero que nunca se expondrá en la Capilla Sixtina.

A Dios ni se le espera por Roma en vísperas del Cónclave, el Espírtitu Santo ahuecó el ala y los fieles andan atónitos y dispersos en estos tiempos de confusión. El papa dimisionario encargó a tres cardenales de su confianza que elaboraran un informe secreto, pero como ya apuntamos lo del secretismo cuadra mal con las redes sociales y el contenido de las informaciones fue publicado por el diario “La Repubblica” desvelando los detalles más siniestros de la descarnada lucha fratricida por el poder, el dinero y el sexo que se produce en las sentinas de la barca de Pedro a la hora de repartirse el botín.

En vísperas también de unas elecciones generales los italianos están pensando en votar a un cómico antisistema que ha sabido capitalizar el descrédito de una clase política cuyo paradigma es Berlusconi, otro cómico que ya no hace gracia a casi nadie y que utilizará sus votos para volver a escapar de los tribunales mientras que Monti, eurócrata y católico, que se presenta a las elecciones sin presentarse del todo, advierte de que un gobierno de izquierda desagradaría profundamente a la señora Merkel. Había una vez un circo con los enanos muy crecidos, los payasos molidos de darse tantas bofetadas, los equilibristas desequilibrados y las fieras merodeando por los rincones sobrealimentadas de tanta carroña.

Pasen y vean, pero de ese cónclave en el que participarán algunos prelados investigados por su connivencia con la pederastia, de ese no veremos ni oiremos nada hasta que salga la fumata blanca y conozcamos el nombre del bendito al que sus colegas, tal vez para fastidiarle, van a elegir para guiar el desmandado rebaño de la Iglesia.

Malos días para ser de derechas cuando ni el consuelo de la religión es posible, días de tribulación. El tesorero Bárcenas falsifica su propia letra, la ministra Mato se falsifica a sí misma y Mariano está desaparecido como Dios aunque de vez en cuando asome la cabeza para desdecirse de lo indecible y visitar los míticos cerros de Úbeda en los que emergen esos brotes verdes que solo perciben sus ojos miopes. Mariano saca la cabeza y la vuelve a meter cuando le mencionan a Luis el Cabrón. Era un cabrón pero era su cabrón y los cabrones cuando se desmandan pueden ponerlo todo patas arriba.

Y mientras Dios se oculta y la patria se desmorona, la Corona solo valdrá el oro que pese cuando se venda o se hipoteque. El oro es un valor refugio, eso lo sabíamos casi todos menos Solbes aquél ministro de Hacienda que lo cambió seguramente por algo parecido a las preferentes. España está desahuciada y tenemos que exigir al menos la dación en pago cuando alguien se la incaute, siempre hay algún incauto.

Y ni siquiera podemos encomendarnos al Padre Nuestro para que perdone nuestras deudas. Al Padre Nuestro le cambiaron el enunciado, ofensas y ofensores, por deudas y deudores. Cambiaron las palabras y comenzó el ajuste de cuentas.