Italia no sabe si prestar más atención a la campaña electoral que al Vaticano. Según publica hoy “La Republicca”, la existencia de una red abiertamente gay dentro del Vaticano fue uno de los motivos de la renuncia de Benedicto XVI. Según comenta un artículo de la publicación, el informe que el pontífice mandó redactar al español Julian Herranz, de 83 años, a raíz del caso Wikileaks dejó muy claro que en la casa de San Pedro se estaban violando masivamente dos mandamientos: no robarás y no cometerás actos impuros.
Por primera vez en el apartamento de Ratzinger se leyó la palabra “homosexual” y también chantaje, más concretamente en latín: “Impropriam influentiam”. Según contempla el informe, de dos volúmenes de casi 300 páginas. Dos carpetas encuadernadas en rojo que pasarán directamente al nuevo Papa.
Los papeles son bastante explícitos: algunos cardenales podrían sufrir “influencia externa”, es decir, chantaje, que podría desvelar sus escarceos sexuales con otros hombres. Ya una carta robada de las cámaras secretas en 2012 habló de estas relaciones ocultas aunque omitiendo los nombres: como monseñor Tommaso Stenico, suspendido después de una entrevista televisiva en la que habló de los encuentros sexuales tuvieron lugar en el Vaticano. Por ejemplo, se denuncia que el político Angelo Balducci amaba estar rodeado de jóvenes coristas de la Santa Sede. “Según informes, Thomas Ehiem –un corista del Vaticano de 29 años de edad- supuestamente habría sido un intermediario que buscaba jóvenes quienes posteriormente sostendrían encuentros homosexuales con Angelo Balducci, un asesor de su santidad para visitas de personajes insignes.
También se habla de encuentros sexuales en saunas gays, en un centro de belleza bien situado en Roma, en una villa a las afueras de la ciudad, incluso de una residencia universitaria que se convirtió en la residencia en Roma del obispo de Verona. Se detallan además los encuentros en un club llamado Priscilla.