miércoles, 23 de septiembre de 2009

Otra de politiqueo barato

Tránsfugas, las heces de la política El Diccionario de la Real Academia, tiene varias acepciones para la palabra “tránsfuga”, pero hay una, referente a los militares, que me parece la más apropiada para denominar a todos aquellos miserables desvergonzados que, vaya usted a saber por qué oscuras causas, abandonan el partido por el cual se presentaron para unirse al contrario. El diccionario dice: “Tránsfuga: Militar que cambia de bando en tiempo de conflicto”. Es decir, TRAIDOR. Y en muchos casos ajusticiaban al tránsfuga sobre el propio terreno. Líbreme la Divinidad si es que existe, de desear la muerte física a nadie, pero si los partidos políticos, todos los partidos políticos, tuviesen un poco de vergüenza, que no la tienen, “ejecutarían” políticamente al traidor, impidiendo que de por vida volviese a dedicarse a la política y, de paso, a todos aquellos que acogiesen al renegado. Por qué no lo hacen es sencillo: salvo honrosas excepciones, dentro de cada político hay un tránsfuga en potencia y que cambie de bando o no, es cuestión de que, en el partido donde se encuentre, se aproveche más que en el de enfrente. Y es que la política está llena de corruptos, filibusteros, bandoleros, facinerosos, chupasangres, y demás adjetivos por el estilo, que se llenan los bolsillos a base de comisiones, cuando no directamente del latrocinio.Mientras tanto, el pueblo borrego llano, se tira los trastos a la cabeza, peleándose unos con otros porque se sienten de izquierdas o de derechas, olvidando que los políticos carecen de ideas políticas y se mueven por sus propios intereses o por los de los poderes fácticos que tan bien les pagan con nuestro dinero.Me importaría, me importa, un comino, el que esos tránsfugas indecentes traicionen a su partido, cualquiera que sea su partido, lo que de verdad me saca de mis casillas, es que, no es que traicionen a su partido, es que traicionan a todos aquellos que de buena fe les han votado y eso, me parece deleznable. Pero de ser votantes de buena fe a ser gilipollas integrales va un estrecho margen, lo que procede es abstenerse de votar y, no me digan que es un deber ciudadano o que si no voto luego no me puedo quejar; ni es un deber ciudadano, ni nadie me va a impedir que proteste y tengo una buena razón: les pago con mi dinero a base de impuestos la vidorra que se pegan. Y ello me legitima para cantarles las verdades del barquero. Claro que, semejantes forajidos, se lo pasan por el forro del escroto o de la vulva, según su sexo.

Saludos