jueves, 22 de diciembre de 2011

Amada y querida justicia Española !

UN DÍA EN LOS JUZGADOS.

Me veo en la necesidad imperiosa de comentar un acontecimiento que me ha producido una enorme sensación de impotencia y preocupación.

Como podéis observar en el Video que he colgado, el pasado 18 de noviembre de 2.010 sufrí un aparatoso e impactante accidente de moto. Empleo estos apelativos en función de las opiniones vertidas por amigos y familiares que han tenido el valor de mirarlo sin apartar la vista como me ocurre a mí. Hasta la fecha de hoy, no he tenido el coraje suficiente para ver estas imágenes. Pienso que no reportan nada positivo en mi vida.

Tras el accidente, como todos podréis imaginar, estuve una temporada de baja impeditiva (4 meses), con sesiones continuas de rehabilitación y diferentes pruebas y tratamientos (Resonancias magnéticas, radiografías, tratamientos mediante técnicas de electro estímulos,….). La finalidad fundamental de esas pruebas y tratamientos era la intención de recuperar la movilidad al 100 % del cuello y espalada. A fecha de hoy, por desgracia todavía no lo han conseguido, pero no pierdo la esperanza.

Ayer tras 13 meses estaba citado en los Juzgados de Plaza de Castilla. Llevaba días dándole vueltas y algo inquieto con la celebración del juicio a pesar de que todo el mundo me decía que no había ningún tipo de problema, que era una mera cuestión puramente de trámite, que no entraríamos a juicio, que como era tan claro la compañía pagaría y punto,…..

Pues el día llego, por supuesto le pedí a mi mujer que me acompañase, por que siempre al lado de ella las cosas me resultan más fáciles de asumir.

Al llegar me estaba esperando mi abogado con toda la documentación necesaria, pero con una cara algo desconcertada. Lo primero que me comento es que la compañía contraria (MUTUA MADRILEÑA), ofrecía la mitad del montante económico que pedía mi compañía. Estábamos todos un poco desconcertados. Se basaban en el informe del médico forense del juzgado, el cual para realizar el informe forense se dedico durante 10 minutos a hablar conmigo sobre motos y me pidió que levantara el brazo, sin prácticamente mirar y analizar ni un solo informe médico, habría determinado que mi lesión y mi posible secuela era la mínima que se puede establecer en el famoso baremo de determinación de las secuelas derivadas de accidentes de tráfico.

No entendíamos la situación hasta que de repente mi abogado y la abogada de la otra compañía fueron llamados a dentro del juzgado para hablar con el Juez (por supuesto a mi no me llamaron para entrar).

Al salir del juzgado la cara de mi abogado había cambiado de extraña a totalmente incrédula. Me llevo a un rincón y me dijo que existía un problema. 

“Tenemos un problema muy serio, y que esto no salga de aquí (incrédulo), me ha dicho el Juez (el mismo que me va a juzgar) que no quiere que entremos en el juzgado y que tienes que aceptar lo que te ofrece la compañía (acordaos, el 50% de lo que pedía mi abogado) por que la mujer que había impactando con mi moto es una Magistrada de lo Social y no quiere condenarla. Si no aceptaba lo que ofrecía la compañía contraría el juez me daría menos que lo ofrecía MUTUA MADRILEÑA”

Durante unos segundos, pasaron por mi cabeza todas aquellas clases de Derecho Natural y de Filosofía del Derecho que tan bien me impartieron catedráticos en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutenses de Madrid, y que entre otras cosas hicieron que creyera en la justicia y defendiera, en multitud de discusiones, las posturas de determinados jueces ante sentencias que descolaban a la gente.

No me entraba en mi cabeza que un juez de los Juzgados de la Plaza de Castilla tuviera el valor y falta absoluta de ética y amenazase a una persona, por el mero hecho de que no quería que un culpable asumiera su situación de culpabilidad por el mero hecho de ser Magistrada.

Fueron unos segundos muy tensos. Por supuesta la culpable (la puedo calificar de esa manera, por que ya hay una sentencia firme condenatoria) no había hecho todavía acto de presencia en el juzgado. Durante unos minutos hoy frases como “acepta lo de la compañía y en tres días tienes en dinero en tu cuenta”, “es que es una magistrada y no quiere que aparezca en su currículum una sentencia condenatoria”, “aquí lo tenemos todo perdido”

Tras unos segundos de miradas entre mi mujer y yo, decidimos que íbamos a entrar, que no esta dentro de nuestra forma de entender la vida, que nos pisen y por supuesto mucho menos que nos amenacen en negarnos algo que es nuestro y nos corresponde por ley. Lo siento somos así de gilipollas (con perdón).

Le planteamos a mi abogado que íbamos a entrar a ejercer en este acto la acción penal exclusivamente y que nos reservamos la acción civil a ejercitarla en otro juzgado, pero que queríamos ver a la culpable sentada en el banquillo y que el juez, que no quiere que entremos, dictara sentencia in voce mirando a la cara a la mujer culpable. Y añadimos que le dijera a la compañía contraria que no teníamos prisa por cobrar y que por ahí lo tenían muy complicado. 

Mi abogado dijo que era la opción mejor de las pocas posibilidades que teníamos, y se lo comunico inmediatamente a la abogada de la parte contraria, que acto seguido entro con cara de no creérselo, en el juzgado a decirle al juez nuestra postura.

Al minuto salió e hizo una llamada para avisar a la conductora culpable. Tras un rato de miradas y dudas en mi cabeza se persono el juzgado la Magistrada Culpable y no tuvo la decencia ni la valentía de mirarme a la cara, solo traía la cara desfigurada que demostraba símbolos evidentes de enfado y frustración.

El juicio se desarrollo con un trato de favor vergonzoso hacia la Magistrada Culpable, miradas continuas de compasión entre ella y el Juez. Ella tuvo que reconocer los hechos y el juez procedió a CONDENARLA y dictar sentencia in voce. Al terminar el juicio y salir con mi mujer y mi abogado, se quedaron la Magistrada Culpable, su abogada y el resto del personal del juzgado dentro del juzgado con las puertas cerradas.

Mi abogado se despidió de mí, aún con cara de incredulidad, y me fui con mi mujer pensando si habíamos actuado correctamente y con una preocupación sobre el sistema judicial. 

Fd :
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