Copas y cubatas 'low cost' para sus señorías

Pese a la crisis, la subvención para la cafetería del Congreso crece un 17% e incluye una lista con más de 75 tipos diferentes de licores

VÍCTOR FERNÁNDEZ - Miércoles, 29 de Mayo de 2013 - Actualizado a las 05:07h

Varias personas en la barra de una de las cafeterías del Congreso. (D.N)

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Aunque parezca mentira, los cafés de 80 céntimos existen. Y Zapatero, que fue quien habló de este fenómeno económico en televisión, no iba desencaminado porque sí que son reales pero sólo en el Congreso de los Diputados. La Cámara Baja ha sacado a concurso su servicio de cafetería donde se fijan los precios de comidas, cafés y, también, de otras bebidas como los gin tonic o el vermouth. Todo a unos precios low cost que en la calle serían anticrisis pero que, teniendo en cuenta que el bajo precio es debido a que se trata de un servicio subvencionado, aquí parecen más bien precios procrisis

PAMPLONA. El boletín oficial de las cortes ha publicado el pliego de condiciones que saca a concurso las cafeterías, porque son un total de siete las que hay dentro de la cámara, donde se fija el precio máximo de los productos que deben ofrecer de forma obligatoria. Unos precios que a penas suben respecto a los actuales y que fueron marcados en el año 2010. Por ejemplo, el famoso café que a Zapatero le costaba 80 céntimos en 2007, ahora costará 85 céntimos, lo que significa que en seis años esta bebida se ha encarecido sólo un 6,25% mientras que, por ejemplo, el IPC entre 2011 y 2012 subió un 5,3%. Eso sí, parte de la subida se explica debido al incremente del IVA.

Aunque los diputados seguirán pagando lo mismo, a los ciudadanos nos saldrán más caro sus cafés. La subvención destinada a este servicio pasó de un presupuesto de 850.000 euros en 2012 a 892.500 euros en 2013, pero este año subirá aún más. En concreto pasará a costar 1.050.000 euros, lo que supone un incremento del 17,4% frente al del 5% que se produjo el año pasado.

Así, los diputados pueden celebrar sus victorias tomando una caña de barril por sólo 90 céntimos o ahogar sus penas en una copa de brandy por 1,55.

Pero no se piensen que sus señorías se olvidan las distintas comunidades autónomas. Aquí un catalán puede reivindicar su independencia con una copa de cava brut (1,70 euros), un riojano brindar con una copa de vino de su tierra (1,65 euros) y, por supuesto, un navarro puede sentirse como en casa gracias a un digestivo pacharán por 1,65 euros.

En cuanto a los menús, los precios vuelven a ser asequibles y la variedad, abundante. Un menú con primero, segundo y postre sólo cuesta 9 euros en la zona de autoservicio, aunque el precio se incrementa a los 13,40 si se opta por el menú del día. Eso sí, este último sin postre ya que supone un incremento de 3,25 euros.

En el caso del autoservicio aunque económico, no es escueto. El pliego exige que haya cuatro opciones de primero y de segundo. Además, quienes escojan un primero de cuchara podrán repetir todas las veces que quieran sin pagar más. Pero eso no significa que los clientes sólo piensen en comer ya que también cuidan su línea. De hecho, otra de las exigencias es que se ofrezca, como mínimo, un primero y un segundo de régimen o dietético; pero no se dice nada de opciones vegetarianas o celíacas.

Y es que el Congreso le da mucha importancia a la dieta. Tanto es así que la empresa debe garantizar que la composición diaria de los menús sea equilibrada y variada, ya que un mismo plato no puede repetirse en una semana, y se recomienda que los menús se roten, como mínimo, de forma quincenal.

En definitiva, un menú irresistible que los diputados pueden llevarse a sus casas ya que en la cafetería debe haber la opción de comida para llevar sin que ello que suponga un sobrecoste para el consumidor.

De lo que no se dice nada es de si la cafetería del Congreso incorporará las últimas recomendaciones alimenticias lanzadas por distintas instituciones. Organismos como la ONU, que destaca lo rico y nutritivo que es comer insectos animando así a abrir el paladar a nuevos sabores frente a la escasez de alimentos que existe en varias zonas del mundo.

La que seguramente sí se siga, porque viene de su interior, es la que realizó el Ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, y que animaba a comer yogures caducados.