jueves, 25 de agosto de 2011

El marketing 'socialista' revela sus intenciones La pretensión del PSOE, un duelo electoral entre franquistas y progretas



Tal como Ácratas predijo hace meses, Zapatero se ha sacado de las fosas nasales el dedo de mandar y ha pegado un moco en el calendario. Y las Elecciones Generales se adelantan a noviembre de este año. Advirtamos a nuestros lectores la pesada broma de la fecha escogida por el Garbanzo Esdrújulo: las Generales se convocan para el día 20 de noviembre, que es la efemérides de la muerte del tirano, el general Francisco Franco, en el 75 (hace 36 años); y también la del fusilamiento del fascista José Antonio Primo de Rivera, en la cárcel de Alicante, en el 36 (hace justamente 75) ¿Se entiende el cachondo juego de los números de los rubalcábicos mandilados?

Ello nos da una pista sobre el rollo del que van a ir las campañas electorales del PSOE (y de su ruinosa sucursal marxista, IU). Y también del estado de desesperación de la progresía política española, que fía en esa fecha para que una parte del electorado del PP deje de ir a votar porque prefiera aprovechar el domingo para acudir al Valle de los Caídos a homenajear al Tío Paco, que allí descansó más de siete lustros bajo una losa de granito de un par de toneladas. Y digo descansó, porque para el 20N ya no va a estar allí: el gobierno de Zapatero habrá saqueado la sagrada tumba, ultrajado esa meca franca, para exacerbar a la derechona y hacerla mostrar los pocos dientes que le quedan en su iracunda boca; y que la asténica borregada —la del "yo siempre voté socialista, pero esta vez para su puta madre"— asista perpleja al espectáculo y, despavorida, vuelva a votar a la horda de ladrones desnortados que aún hoy la expolia.

De lo que se va a hablar en la campaña es de mucha “memoria histórica”, de las calaveras de tantos y mascuántos muertos que se apilan aún en hoyos de las cunetas españolas; de exhumar el cadáver de Franco para llevárselo a tomar por culo al cementerio de El Pardo; y de la conversión del Valle de los Caídos en un parque temático sobre el “holocausto español” a la manera del falsificado Auschwitz, con muchas performances de fusilamientos realizadas por actores de la SGAE en paro. Ahí son nada, los sociatas, echándole jeta a las cosas de comer...

El asunto es que toman a los españoles por toros fanáticos de esos que embisten al primer trapo rojo —¡que viene la derecha!— que les enseñan. Y puede que sean cornúpetas, pero de los exhaustos por el hambre; y embisten, más que con bravura, con la rabia de los estafados en el toco-mocho del ladrillo, de los indignados por el paro endémico, de los arruinados en sus pequeños negocios familiares de varias generaciones, de los que se han quedado como arenques pasados por la puerta tras el saqueo de las arcas públicas españolas para los faraónicos rescates a la mafia bancaria hispanistaní.

Los españoles con derecho a voto, y con derecho a tejado y tres comidas diarias, lo que tienen que preguntarse es por qué el gilipollas de Zapatero se ha esforzado tanto en hacer quedar al gobierno del PSOE como el peor, el más manirroto y el que más derechos sociales ha destruido en los más de treinta años de putocracia que hemos soportado en el Hispanistán. Tienen que preguntarse para qué hostias aprobó la reforma laboral en septiembre del 2010; o la reforma de las pensiones en julio de 2011 --que deja sin jubilación a los españoles que no hayan cotizado mil megalustros a la Seguridad Social, y que eleva la edad mínima de jubilación a la del higiénico cambio de sus calaveras al osario común--, en vez de dejarle la patata caliente al PP, para que la digiriera lentamente, a hostias por las calles de toda España. El PSOE debió haber convocado las generales en marzo del 2010, cuando Obama y Merkel amenazaron con permitir que el Sanedrín Financiero (Rothschild, Goldman, Morgan, Warburg, Lazare... joder, los propietarios de la FED) embargara España y no dejara ni los támpax de nuestras chochonas.

Si los españoles se hacen estas oportunas preguntas, y se las contestan correctamente, llegarán a la conclusión de que los dos partidos que, con esta Ley con más artimañas que Fumanchú, tienen posibilidades de alcanzar el gobierno de la Moncloa son uno mismo. Se llama Glorioso Movimiento Nacional, y sigue estando formado –igual que durante el régimen genocida del eunuco del Ferrol-- por las mismas ratas que se alzaron con Franco el 18 de julio de 1936 contra el legítimo gobierno de la II República Española, y que fusilaron a 140.000 españoles: los nacional-católicos, que muy democráticamente militan ahora en el Partido Popular; y los falangistas, que tras esconder sus emblemas con el yugo y las flechas en los culos de los cadáveres de aquellos a los que sus padres fusilaron en algún cementerio clandestino por ser verdaderos demócratas, se agenciaron unos pins rojos con un puño que –lo que son los símbolos-- metafóricamente atrapa el capullo de los españoles, lo estrangula y no lo suelta ni a tiros, para impedir que se corra sin pagar antes un impuesto especial de actividades húmedas contaminantes.

Si los españoles aprenden de su pasado de una puta vez, y no se limitan a soportar las baboseantes lecciones de psico-Historia que los falsimedia le dan de vez en cuando para que dormiten en las sobremesas, harán lo correcto: pasar olímpicamente de esta banda de hijos de puta, ladrones de profesión, estafadores por vocación, que los chulean desde siempre. Y no levantarse de la cama el día 20 de noviembre de 2011 más que para echar una meada entre polvo y polvo.

--No ir a votar ni aunque tres días antes de la elecciones, un “loco peligroso de extrema derecha”, del tipo del asesino de Oslo y Utøya, entre en un mitin del PSOE a tiro limpio. Porque, sabedlo, ingenuos devotos del sufragio, el único objetivo del poder es mantenerse ahí, aferrado a las poltronas, con las uñas de las manos clavadas en las mesas de caoba y las de los pies, en las moquetas; el poder es capaz de sacrificar a unos cuantos de los suyos para seguir subido al machito. Que se lo pregunten al pobre de Isaías Carrasco, cobrador de peajes en una autopista vasca, que –so pretexto de haber sido una vez concejal socialista de tercera-- perdió la vida tiroteado por la utilitaria ETA, en 2008, para dar tensión a la campaña electoral, y que el PSOE mantuviera al hijo de puta de Zapatero --el mentiroso compulsivo que negaba entonces que hubiera ninguna crisis económica en ciernes, cuando este simple diario acrático llevaba más de veinticinco meses contándosela con detalle-- cuatro años más en la Moncloa, para seguir saqueando el erario público a manos llenas, que es lo que han hecho.

--No ir a votar ni aunque la conveniente ETA haga un strip-tease de capuchas, y dé la noticia, a bombo y platillo, de que se disuelve como banda armada una semana antes de las elecciones; y de que, estallando el furor democrático donde antes explotaba la goma-2, acuda en pleno a jalear a Rubalcaba en sus mítines: “¡Presi-den-te, presi-den-te, presi-den-te!”.

--No ir a votar ni aunque el PSOE abra una cuenta especial en el Banco de Santander y obligue al mismísimo Botinone –me refiero al tiparraco que ahora, para obstaculizar un cambio en la injusta Ley Hipotecaria, anuncia que no va a exigir el principal de las deudas durante tres años a los parados, aunque sí los intereses, que son (¿de qué te extrañas, legañas?) el grueso de la cuota de los empepitillados recientes--, al resto de mafiosos banksters, a los sindicatos y a todos los socialistas de carné, a ingresar allí el dieciocho por ciento de lo que han robado –que es sólo el IVA, joder--, y que serviría para dar techo en apartamento con vistas y comida a base de tres pantagruélicas mariscadas al día, a los cinco millones de españoles en paro durante los próximos 75 años.

Se pongan como se pongan, los rojo-falangistas, van a sufrir una derrota electoral africana. Hagan lo que hagan. Así pongan los coños de todas sus mujeres abiertos de pubis a rabadilla delante de las urnas electorales, de reclamo hasta para las moscas, España se levantará el 20-N irritada de rojo blenorragia y se acostará cagada de azul-gaviota.

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