CUANDO
Al abrir la puerta me he encontrado frente a frente, con la vergüenza
personificada. Toda su cara era una inmensa bola roja, casi se podía ver
como salí
a humo de entre las grietas de sus dientes al abrir la boca, de la cual
salían susurros de miseria.
He visto su mano atravesando el marco de mi puerta, su brazo temblaba,
mientras aquellos ojos verdes miraban fijamente los míos, que no sabían
como, ni que hacer para poder escapar de sus órbitas.
Al recordar, el primer pensamiento que había cruzado por mi mente al
abrir la puerta, como siempre había pensado lo mismo
( NO TENGO NADA )
Y acto seguido, cerraba la puerta.
También era verdad, que más de la mitad de las veces había sido
completamente cierto.
Ahora con la humildad, justo delante de mí, casi hago lo mismo.
Pero he sido afortunado, sus ojos han hecho que casi sin darme cuenta,
pusiera sobre aquel brazo, que temblorosa mente me extendía, su aún
más trémula mano, todo, absolutamente todo lo que yo podía ofrecerle.
Después cerrando la puerta y andando poco a poco por el pasillo;
Oía como alguien me preguntaba.
Quien era ?
Pero yo solo pensaba:
( Hoy tampoco iré a la biblioteca. )
